Desarrollan alumnas del IPN sistema auxiliar para detección oportuna de la dislexia
La dislexia es un trastorno en el aprendizaje de la lectoescritura, es la causa más común de las dificultades al leer, escribir y deletrear. Diversas fuentes estiman que entre el 10 y el 17 por ciento de la población mundial la padece, esto es entre 700 y 1200 millones de personas. Se le caracteriza como un padecimiento de lectura, pero el disléxico puede también tener problemas para procesar el lenguaje hablado y para pronunciarlo.
Aunque la dislexia no es curable, existen una serie de estrategias y terapias para ayudar a quienes la padecen, por ello es importante que se diagnostique de manera temprana. En la CDMX, en donde en teoría podría haber entre 900 mil y un millón y medio de personas con dislexia, hay una oferta importante de clínicas que presumen de ‘curar’ la dislexia. Dentro del sistema de salud pública solo el Instituto Nacional de la Audición y el Lenguaje (INAL) ofrece de forma evidente tratamientos para este trastorno.
Ante la dificultad para acceder a especialistas confiables, Itzel Moreno Martínez y Karla Ivette Naranjo Juárez diseñaron, para obtener el título de Ingeniería en Telemática, un sistema auxiliar para el diagnóstico de la dislexia.
Su trabajo consiste en un sistema al cual accede un médico, un profesor o un psicólogo (llamado auxiliar), allí tiene acceso a un grabador de voz en la web y a una presentación con 20 palabras que un niño con problemas de lectoescritura debe leer. El auxiliar obtiene un archivo por cada palabra, y los carga en la página del paciente para enviarla. El sistema procesa las grabaciones y las analiza para indicar si la pronunciación es normal o con dislexia.
Finalmente, un especialista en dislexia valida las observaciones del sistema y puede dar un pre-diagnóstico.
El auxiliar debe ser una persona que tenga trato constante con niños y que a través de esta interacción detecte un probable problema de dislexia, el proyecto contempla que se trate solo de profesores, médicos o psicólogos, quienes deben presentar cédula profesional para ser dados de alta en el sistema.
Los niños leen 20 palabras de difícil pronunciación para pacientes con dislexia, 10 de ellas se obtuvieron de la publicación: “Evaluación y tratamiento de niños disléxicos”, de Laura Edna Aragón Borja. La eligieron porque realizó un análisis enfocado a la CDMX y recopiló la pronunciación normal y la pronunciación teórica de niños con dislexia. Las otras diez palabras les fueron propuestas por la especialista María Teresa Carreño Certucha, quien es Licenciada en Pedagogía por la UNAM y en Educación Preescolar por la SEP y desde 2010 trabaja atendiendo niños y adolescentes con problemas de dislexia y aprendizaje.
El sistema realizado por las alumnas de la Unidad Profesional Interdisciplinaria en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas (UPIITA), compara la lectura de los niños con dos diccionarios fonéticos, uno de palabras con pronunciación normal y otro de palabras con pronunciación disléxica. Para este trabajo implementaron en el sistema técnicas de reconocimiento de voz, aprendizaje automático e identificación de patrones.
En la tabla de pacientes, el programa indica si el niño tiene, o no, pronunciación con dislexia, entonces un especialista valora los resultados y da un pre-diagnóstico, si el paciente es candidato bajo o alto a tener dislexia y lo envía al auxiliar, quien lo comunica a los padres del niño para decidir qué atención va a tener. Gracias al sistema es posible que acudan con bases a un especialista. Además, durante la transferencia de los datos del paciente, se usan protocolos de cifrado para garantizar su confidencialidad.
Desarrollo
Un año y seis meses les llevó a Itzel y Karla ir desde la idea, hasta la culminación del proyecto, que nació del contacto con una psicóloga quien les señaló la necesidad de aplicaciones o herramientas que auxilien a los psicólogos a detectar trastornos de lectoescritura y/o de aprendizaje. En el camino, el trabajo requirió de más ayuda y al final fungieron como asesores el Dr. Jesús Olivares Ceja, del Centro de Investigación en Computación (CIC), el M. en C. Andrés Lucas Bravo de UPIITA y la Dra. Benina Velázquez Ordóñez, de la Dirección de Cómputo y Comunicaciones.
Un diccionario de 20 palabras podía parecer corto, pero de acuerdo con Itzel y Karla las tesis de ingeniería sobre reconocimiento de voz, trabajan a lo mucho con 10 palabras, algunas con cinco, tres o hasta una.
Otros retos que enfrentaron fue contar con muestras de voz, ya que hay que tener autorización de los padres y en general se encontraron con rechazo, incredulidad y falta de información sobre el tema de la dislexia. Además, se requiere que el niño tenga cierto nivel de lectura, pero hay muchos que no leen o no conocen las palabras a pesar de que ya cursan segundo o tercer grado, y además pueden presentar otro tipo de problemas fonológicos.
Ahora tienen que pensar si continúan el trabajo, para ello podrían ingresar al CIC y realizar una maestría enfocada en reconocimiento de voz y aprendizaje automático. De esta manera el sistema tendría un diccionario más amplio.
Para que esta herramienta pudiera llegar al público tendrían que involucrarse las áreas de educación y salud de la CDMX. Además, el sistema puede desarrollarse en otras regiones geográficas, aunque habría que elaborar los diccionarios fonéticos de acuerdo a la pronunciación de cada región; pero conforme al estudio del estado del arte que realizaron, el suyo es uno de los pocos trabajos, en español, sobre reconocimiento de voz que se enfocan a la dislexia y es un camino nuevo.